Si hasta ahora habíamos relacionado a los perros con los lobos, quizá sea el momento de asociarlos a los felinos. Y es que a causa de una mutación genética del gato esfinge, surgió esta nueva raza de gatos, que a pesar de su apariencia, cercana a la del hombre lobo de las películas, con el cuerpo cubierto de vello a excepción del rostro y las orejas, no difieren mucho de un gato doméstico normal, juegan, son traviesos y cariñosos.
Se llaman Lykoi, que significa “gato-lobo” en griego, pero antes de determinar que se trataba de una nueva raza, los propietarios, al darse cuenta de esta mutación, quisieron comprobar si era una enfermedad. Un posterior análisis determinó que los lykoi no solo constituían una nueva raza, sino que no padecen ningún tipo de enfermedad o desequilibrio causados por la mutación genética que les ha conferido este peculiar y ligeramente inquietante aspecto.
